موقع الحاج سي محمد العوفي

Site web Haj Si Mohamed (El) Aoufi

Su personalidad

No cabe duda de que para hablar de la enérgica personalidad del juez Aoufi, y de sus principios básicos que tanto defendía, haya que remitirse a lo que publicó acerca de él el Hach El Aarbi Wariachi, en un libro cuyo título en árabe es Alkashf Wa Albayan Fi Sirat Batal Arrif Alaawwal, Sidi Mohamed Amezian, que fue editado en Tetuán en 1976 por la editorial El Mehdía. El  Hach Wariachi habló de la siguiente manera acerca del juez  Aoufi en las páginas 190 y 191:

El Hach Mohamed Aoufi, en la época del Protectorado español, fue uno de los nacionalistas más populares del Rif, de espíritu arrollador, valiente, amante de su patria y defensor nato de la justicia. Para él, el riesgo no es un problema, sino una oportunidad para defender siempre sus principios. En su corazón no habitaba el miedo, y prueba de ello es que se opuso a un tirano poderoso, caid en la época del Protectorado español. Éste trabajaba en una cabila, donde con la ayuda de su severo carácter y de un comportamiento intransigente y ambicioso, mantenía nefastas relaciones con todo el mundo. Llegó a tener tanto poder que hasta sus propios compañeros, jueces, que trabajaban con él, se sentían amenazados por la negativa influencia que ejercía sobre todo aquel que se interponía en su camino. Pues el hecho de mantener una estrecha relación con algunos altos cargos superiores le permitía maniobrar y manipular a su antojo, acusando de hechos inciertos o de estar involucrados en asuntos políticos a aquellos atrevidos que osaban llevarle la contraria; como consecuencia de ello, no había juez ni funcionario que se le resistiera, pues todos se daban a la fuga o se trasladaban a otras cabilas.

Esta angustiosa situación perduró en el tiempo hasta que apareció el Hach Aoufi en escena y puso punto y final al comportamiento de dicho caid. Pues se enfrentó a él defendiendo honorablemente su territorio, amenazándole con que no se incumbiese en los asuntos que no fuesen de su índole, es decir, en asuntos judiciales. Así comenzó un duro reto entre ambos que posteriormente llegó a oídos de la alta autoridad, que acabó dando la razón al Hach Aoufi como es debido. De esta manera, este último volvió a inculcar un orden y un equilibrio en el terreno laboral propios de alabar, ya que consiguió que ningún funcionario sintiera temor ante el poder de algún caid. Y en cada tribu volvió a reinar el respeto hacia la labor del juez, tal y como debía de haber sido.

Aoufi se afilió a un partido político, con sede en Tetuán y de nombre Reforma Nacional,  que le abrió las puertas a la libre defensa pacifista de sus cimentados principios de la paz, la justicia y los derechos humanos. Lejos de la falsedad y la hipocresía, fue centro de atención de la dudosa e injusta mirada de algunas autoridades hacia él, lo que consecuentemente generó que le asignaran trabajar en las cabilas lejanas y aisladas o que le dieran la baja temporal.

Eso fue en la época del Protectorado, pero también, en la época de la independencia, tuvo sus más y sus menos rechazando a todos aquellos que eran ambiciosos y desleales. Militó entonces en la oposición, en el Partido de Consulta y Independencia (Hezb Ashura wa Alestiklal), que paralelamente tenía como rival a otro partido poderoso y gobernante, que actuaba solo sin atender ninguna opinión por parte de la sociedad, motivo que volvió a chocar con los principios de Aoufi, puesto que de nuevo se produjo un duro enfrentamiento donde, cómo no, Aoufi defendía con capa y espada sus principios: la igualdad y el valor de la justicia que tanto le honraba, en contraposición de las confabulaciones de los miembros de este otro partido.

Así y de esta manera, Aoufi prosiguió su andadura profesional hasta su jubilación, sobrellevando lo mejor posible la conveniencia del pueblo.